martes, 1 de marzo de 2011
DISCURSO DEL HIJO PREDILECTO DE ANDALUCIA
Caracteriza su discurso político, el Alfonso Guerra que ayer recibió el título de Hijo Predilecto de Andalucía sacó a relucir su vertiente más poética en un discurso de agradecimiento cargado de alusiones a una infancia de posguerra, una juventud combatiendo por la libertad y una madurez como "político de consenso".
Si su admirado Antonio Machado se autorretrató como "un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno", Guerra se definió como "el más humilde de los andaluces" en cuyo nombramiento ve un reconocimiento a "muchos hombres y mujeres sencillos y humildes" que llenan los pueblos del sur y a "cuantos han soñado con otra Andalucía". No hubo, como algunos esperaban, defensas encendidas del Estado Autonómico frente a quienes ahora lo cuestionan, pero sí del papel jugado por Andalucía para no quedarse atrás. Pese a sufrir el analfabetismo y las injusticias de la élite, "Andalucía fue la tierra de la dignidad, el hambre y la guerra no pudieron quebrar su espíritu libre" y el exvicepresidente del Gobierno sacó pecho de su contribución a esa batalla: "Acompañarte a levantar tu dignidad y tu cultura habrá de ser el gran logro de mi vida".
A Guerra, este título no le hace más andaluz, porque ya "lo era" y lo será "hasta el final", pero "sí mejor". Hubo un recuerdo a sus humildes padres, sus doce hermanos, a su esposa e hijos, pero también a sus referentes políticos Giner de los Ríos y Pablo Iglesias e incluso a contrincantes como el exministro de UCD Fernando
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