lunes, 21 de febrero de 2011

GOLPE DE ESTADO EN ESPAÑA 23 DE FEBRERO 1981


, y más después de la puesta en marcha del Estado de las Autonomías, a cuya manivela le había dado unos buenos empujoncitos Manuel Clavero hasta que arrancó el difícil motor, que querían dejar a Andalucía todavía con gasógeno, mientras para otros habían preparado el turbo a reacción... Con la de Armas y Cuerpos que había en el Ejército... Con la de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que había, qué sé yo, los guardias municipales de Bujalance, los guardajurados del Coto de Doñana...

Pues llegó el 23 de febrero, el 23 F por antonomasia, y con la de tierras que había en la España de las Autonomías, tenía que ser un andaluz. Y con la de regimientos que había en toda España y con lo marroncitos que había vestido la UCD a los antiguos grises de la Policía Armada, que hasta les había cambiado el nombre y les había puesto Policía Nacional, pues nada. Tuvo que ser la Guardia Civil. Tuvo que ser un guardia civil andaluz. Con tricornio. Podía haber ido con gorro cuartelero, con gorra de plato de los carabineros. Pero no. Fue con tricornio. Y podía haber sido un picoleto con toda la barba, o con perillas a lo Amadeo o a lo torero del XIX en lámina de "La Lidia", pero tampoco. Incluso podía haber sido un pulcro amante de la Filomatic, completamente rasurado. Que si quieres arroz. Nada: un bigote como una Catedral de Málaga. Un guardia civil con bigote, y andaluz. Echale guindas al pavo, porque esto no es un golpe de Estado, ni el 23-F, ni el último de los cuartelazos del siglo XIX. Esto es, en verdad, una españolada con paisaje andaluz, esto es Cifesa, esto no es de Milans del Bosch, esto es de Cesáreo González o de Benito Perojo, por aquí nada más que faltan Imperio Argentina o Lola Flores, El Príncipe Gitano o Manolo Caracol, Juanito Valderrama o Dolores Abril el 23 de febrero:

Llegó un civil con bigote,
ozú qué mieo, chavó.
Se echó el fusil a la cara,
y de esta manera habló...

Lo que habló, ya lo saben:

-- ¡ Todos al suelo !

Lo que hablaron sus acompañantes de este aun oscuro rodaje de "Morena Clara", ya lo saben. Con acento andaluz también, como el jefe de la partida:

-- ¡ Se sienten, coño!

Nada, estamos condenados a la perpetuación del tópico andaluz. No se sabía si en el Congreso de los Diputados entraba el Caballo de Pavía famoso o el caballo que monta Primo de Rivera en los cantes de Jerez de La Paquera. Esto es otra vez el viejo romance,

Carrera de San Jerónimo
va una partía,
y el capitán se llama
Antonio Tejero Molina.

Andaluz con apellidos de latas de conservas de Huelva, de coplas concepcionistas de Sevilla. Antonio se llama este Camborio que con una pistola del 9 largo

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